La capacidad de cultivar las vocaciones es un signo característico de la vitalidad de una Iglesia local. Invocamos con confianza e insistencia la ayuda de la Virgen María, para que, con el ejemplo de su acogida al plan divino de la salvación y con su eficaz intercesión, se pueda difundir en el interior de cada comunidad la disponibilidad a decir «sí» al Señor, que llama siempre a nuevos trabajadores para su mies. (FRAGMENTO DEL MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA XLVIII JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES)
Oración Vocacional:
Padre
Bueno, Dueño de la mies, escucha la oración de tus hijos. Concédenos muchas y
muy santas vocaciones sacerdotales, consagradas y laicales, garantía de
vitalidad para el porvenir de tu Iglesia. Haz que los sacerdotes, los
consagrados y los laicos seamos testimonio de caridad por nuestra total entrega
a ti y a nuestro prójimo. Danos a todos sabiduría para descubrir tu llamado y
generosidad para responder con prontitud. María, Madre de la Iglesia, modelo de
toda vocación intercede por nosotros y ayúdanos a decir “Si” al Señor que nos
llama a colaborar en el designio divino de salvación. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.