miércoles, 29 de febrero de 2012

"VOCACIÓN" en Documento de puebla 1979.


           Toda pastoral vocacional debe estar encarnada en el actual momento histórico de América Latina y debe ser diferenciada, es decir, y promover la diversidad de vocaciones en la unidad de la misión y del servicio evangelizador. Todos los cristianos según el designo divino, debemos realizarnos como hombres vocación humana- y como cristianos, viviendo nuestro bautismo en lo que tiene de llamada a la santidad, a miembros activos de la comunidad y a dar testimonio del Reino -vocación cristiana-, y debemos descubrir la vocación concreta (laical, de la vida consagrada o ministerial jerárquica) que nos permita hacer nuestra aportación específica a la construcción del Reino -vocación cristiana específica- o de este modo cumpliremos plena y orgánicamente nuestra misión evangelizadora. 

martes, 28 de febrero de 2012

Término "VOCACIÓN" en el Concilio Vaticano II




Elaboró toda una teología de las vocaciones (LC). Estableció principios para la Pastoral Vocacional (OT 2). El término "vocación" se aplica al ministerio ordenado y a la vida religiosa (PO y PC). Se aplica también, pero con otro sentido al matrimonio va la viudez(GS 48). 
En el documento de Medellín. 1968. 

Dct. 13. Nº 23. La pastoral vocacional es la acción de la comunidad eclesial bajo la Jerarquía para llevar a los hombres a hacer su opción en la iglesia. Por lo mismo, toda la comunidad cristiana, unificada y guiada por el obispo, es responsable solidariamente del desarrollo vocacional en su aspecto fundamental cristiano, la vocación en general, como en sus aspectos específicos: vocaciones sacerdotal, religiosa y laical.

domingo, 26 de febrero de 2012

Dios llama...

...Somos el Rostro Joven de Cristo que sigue llamando...
...el sol y el tiempo cansa, pero el amor a servir nos da una gran fortaleza...

sábado, 25 de febrero de 2012

ORACIÓN DEL PROMOTOR VOCACIONAL




Jesús gracias por haberme llamado a seguirte y a trabajar en tu reino, no me pudo haber pasado algo mejor.
Concédeme amar mi vocación y vivir de tal manera que irradie el gozo de pertenecerte y de ser mejor para los demás.
Ayúdame a realizar, la misión que me has confiado. Tú sigue enviando obreros a  tu mies, y a mí, concédeme encontrarlos.
Dame osadía para evitar, prudencia para no abaratar la vocación, paciencia para esperar el momento de cada uno, y sabiduría para discernir quien es idóneo.
Haz que respete la libertad de los demás, y no pretenda “producir” vocaciones a base de chantajes, presiones y atractivos.
Lléname de la fortaleza de tu espíritu para que no me doblegue en el cansancio, ni en las adversidades.
No permitas que me desanime a pesar de que los frutos sean escasos, o las vocaciones no perseveren.
Aviva en mí la conciencia de que soy solo el instrumento a través del cual Tú sigues llamando a otros a seguirte. Amén.  

viernes, 24 de febrero de 2012

No es fácil...


La vocación no es una luz cegadora que aparece en la vida de forma eminente. Es la capacidad de dialogar  con las oscuras urgencias del mundo con el corazón de Dios que es Padre de los pobres. Es poner la vida en juego: llevar a los hombres en el corazón y el corazón en las manos. 

jueves, 23 de febrero de 2012

Explicando el concepto de vocación (4)


      Situada históricamente. Ya señalamos que toda vocación tiene una referencia a las situaciones históricas. La historicidad es un componente fundamental. La conciencia del llamado de Dios hace que el hombre se comprenda a sí mismo como ser-para-la-historia, destinado a colaborar en el desarrollo y el progreso de los pueblos. Ya los antiguos filósofos griegos hacían ver que la vida del hombre tiene verdadero sentido en la interacción de la ciudad, porque es un hombre con y para los demás. Lo mismo sucede en el ámbito de la fe: la vida del cristiano adquiere su verdadero sentido como interacción con la comunidad humana y eclesial. Vivir una vocación es asumir un papel histórico comprendido desde la Iglesia, que es a su vez como levadura en medio del mundo. 


      Se compromete en una respuesta concreta. La respuesta humana es un componente esencial de la vocación. La razón es elemental: la definimos como un acontecimiento misterioso entre Dios y el hombre. Así, la vocación es una acción teándrica, es decir, es a la vez de Dios y del hombre. Por tanto, no habría vocación si no hay llamado de Dios, pero tampoco si falta la respuesta del hombre. La vocación surge en la conjunción de estos dos elementos: el humano y el divino. Dios toma la iniciativa, pero contando siempre con la libertad y la voluntad del hombre. Nos ama y respeta y por ello la llamada se propone como una invitación personal. Nuestro papel es permanecer atentos, reconocer y secundar la voluntad de Dios porque es un misterio que se vive en la colaboración. El hombre tiene ciertamente una parte importante que realizar, pero a la vez encontrará el fundamento de su acción en la gracia de Dios. Así, su acción personal se puede comprender más que como una respuesta, como una correspondencia amorosa en la cual se entiende que el sujeto principal es Dios. Quien es mandado no se atreve a decir que este encargo procede de su voluntad, pero implica todo su querer en poner en práctica lo que se le manda.' 



miércoles, 22 de febrero de 2012

Explicando el concepto de vocación (3)



          Adquiere conciencia. Si el hombre es verdadero actor en la vivencia de la vocación que Dios le da, se concluye que la noticia que tenga de este llamado es un dato fundamental en su evolución personal. La vocación es una cuestión de conciencia, pues, aunque Dios llama a todo hombre, este don pide la correspondencia por medio de la acción y pasión del hombre. Lo importante en toda vocación cristiana es la conciencia que la persona tenga de la misma y cómo se implica intencionalmente en el cuidado de su vocación. Dar primacía a la conciencia del hombre no significa hacerla dueño de su vocación, como tener conciencia de la vida no significa ser dueño de la vida. Quizá el mejor fruto de una conciencia vocacional consistirá en que el hombre se deje modelar por el espíritu de Dios y confíe más profundamente en él cada día. Es desde esta conciencia como el hombre puede abrirse a un verdadero diálogo con Dios. Un diálogo personal, situado en las circunstancias, que le lleva a hacer una vida con él. 

         De una misión. La vocación se caracteriza como una realidad trascendente. Es verdad que Dios llama a todas las personas, que se experimentan amadas por él. Pero la vocación no es un simple privilegio, tiene como último destinatario al pueblo. Solamente quien valora y ama al pueblo en medio del cual vive puede comprender la densidad de la llamada de Dios. Es un don personal profundamente transitivo. La etimología nos puede ayudar nueva-mente: missio-misionis refiere a la acción de enviar. El envío tiene siempre un destinatario preciso. No se envía a nadie por el gusto de enviar, sino para remediar una necesidad o para anunciar un mensaje. El hombre es llamado por Dios y es enviado a la vez por él. Vivir una vocación exige asumir una misión en medio del mundo y dialogar constantemente, tanto con el mundo, con Dios y con la comunidad, para comprender el sentido de esta misión. 

(Continuara....)

martes, 21 de febrero de 2012

Explicando el concepto de vocación (2)




         El hombre como actor. Aunque es Dios quien llama, el hombre tiene en esta relación la calidad de una persona actuante, responsable. Es colaborador de Dios en el misterio de su propia vocación. Es el hombre desde su conciencia quien realiza el proyecto vocacional secundando la voluntad de Dios. Por ello el hombre tiene la responsabilidad de acoger el llamado que se le hace. En sus actitudes o disposiciones vocacionales se juega la realización de su vocación. El fundamento de esta centralidad del hombre está en la misma voluntad de Dios, que toma en serio su libertad y su capacidad de autodeterminación. 






          Dialogando con Dios. La relación con Dios es fundante para el hombre. Es una de las características que los definen: es hombre por su capacidad de relación consigo mismo, con los demás y con Dios. Estas tres relaciones estarán presentes siempre en el proceso vocacional. Si entendemos la etimología de la palabra vocación (vocatio-vocationís, acción de llamar) será evidente que para que esto exista deberá existir alguien que llame. Para un cristiano. y para todo hombre que cultive el sentido trascendente de su vida, la voz que llama implicando toda su personalidad y su vida, solamente puede ser la voz de Dios. Es verdad que las situaciones históricas y sociales, así como las inclinaciones personales tienen este sentido globalizante, pero estas realidades hondas de nuestra vida siempre encuentran su última referencia en Dios. Dialogar con la Historia y sus necesidades, dialogar contigo mismo, es en síntesis, dialogar con Dios que llama. Aún más: las situaciones, los acontecimientos, las necesidades, las inclinaciones y las aptitudes son signos o mediaciones por las cuales Dios nos manifiesta lo que quiere de nosotros. 

(Continua...)

lunes, 20 de febrero de 2012

Explicando el concepto de vocación (1)

Iremos explicando cada una de las parte de la definición anterior:


Es un acontecimiento. La vocación es algo que ocurre en la vida del hombre. Queremos decir que surge como algo nuevo, rodeado de circunstancias históricas. No es Una marca a histórica, que las personas trajesen desde su nacimiento y hubiese que buscar sólo en su interior. Es una realidad profundamente relacionada con el exterior, con todo lo que sucede en el tiempo. Por ello es precio descubrirla, determinarla, disponerse para entrar en diálogo. Por ello no es necesario que las personas tengan conciencia de ella desde siempre. Basta con que adquieran, gradualmente, esa conciencia, leyendo con ojos nuevos los acontecimientos. Al adquirir conciencia del llamado será normal que la persona comprenda mejor todas las cosas y el mundo en que vive. Porque su vocación es parte de esta realidad, y la elección que hace es razonable y justa. 

Además es un acontecimiento misterioso, es decir, que se comprende y vive sólo desde la conciencia de la presencia de Dios. No se dice misterioso como si fuera oscuro u oculto. Exactamente lo contrario: el misterio de la vocación ilumina grandemente la vida del hombre y todas sus circunstancias, da claridad y seguridad para obrar, da sentido claro a la vida. Es un misterio porque engloba todo lo que el hombre es en una relación personal con el Creador. Esta es una relación personalizante, porque al dirigirse Dios al hombre como un tú le da la capacidad de constituirse como un yo. 



(Continuara...)

domingo, 19 de febrero de 2012

Definición de Vocación


Hemos de definir a la vocación como:
La vocación es un acontecimiento misterioso en el cual el hombre, dialogando con Dios, adquiere conciencia de una misión situada históricamente y se compromete en una respuesta concreta.

sábado, 18 de febrero de 2012

Una de las tareas de la Pastoral Vocacional, es el hechar las redes con la ayuda del Maestro...

viernes, 17 de febrero de 2012

LA MEJOR LOCURA...





LA PASTORAL VOCACIONAL EN MÉXICO



Una gracia especial. México tiene una gracia de Dios muy especial que incide en la pastoral de las vocaciones: la profunda religiosidad de su pueblo. Este ha sido el soporte real de tantas instituciones eclesiales y de vida consagrada. Una religiosidad que se expresa de dos modos fundamentales: como religiosidad popular profundamente arraigada, y como movimientos espirituales y evangelizadores con un gran dinamismo. Es fácil constatar la gran riqueza espiritual de México sólo comprobando que han surgido más de 200 congregaciones religiosas femeninas. Como ejemplo de la religiosidad popular basta con mencionar las posadas, el vía crucis, las peregrinaciones, todo el culto a la Virgen de Guadalupe. Como ejemplo de los movimientos evangelizadores se pueden señalar las obras y la espiritualidad de la Cruz, los movimientos modernos como Familia Educadora en la Fe, el Movimiento Familiar Cristiano, los cursillos de Cristiandad, las Jornadas de Vida Cristiana, la Renovación en el Espíritu Santo, el S.I.N.E., etc. Las vocaciones suelen venir a las casas de formación apoyadas y animadas por estas realidades espirituales de nuestro pueblo. 

Un momento difícil. Sin embargo, nuestro País también pasa por dificultades en el campo vocacional. Se puede hablar de dificultades que proceden de fuera, de la cultura que nos envuelve, y de dificultades que proceden de dentro, de la misma Iglesia y de los métodos vocacionales. 

Desde fuera, se constata el fuerte impacto del secularismo y de la globalización, que uniforma a los jóvenes en un común denominador neutro, en el que casi no caben planteamientos de fe. El ambiente posmoderno, que instala especialmente a los jóvenes en la cultura del fragmento y de la provisionalidad. En los últimos años, la influencia de los medios de comunicación, especialmente la televisión por cable y el internet, han favorecido una crisis de valores y un alejamiento de la Iglesia. El poco respeto con el que se trata a las vocaciones en los medios de comunicación social influye directamente en un cuestionamiento de las vocaciones consagradas. 

Desde dentro se plantea una situación conflictiva. El poco valor efectivo que se concede a la pastoral juvenil en la Iglesia de México. El deterioro de la religiosidad popular y de los movimientos y corrientes de espiritualidad. El continuo cambio de los promotores vocacionales. El estilo de la promoción vocacional de algunas instituciones, mirando sólo su propio interés, hasta extremos que se pueden calificar de calificar de "piratería vocacional", con muy poco respeto de los procesos personales y rompiendo claramente la comunión con la Iglesia Particular. La poca preparación de los agentes vocacionales. La falta de procesos de acompañamiento suficientes.

Una larga historia. La pastoral vocacional en México ha tenido ya una larga historia. Después de las muchas iniciativas de los años 40 a 60, entre ellas el Club Serra, se estableció, en 1964, la Asamblea Nacional de Pastoral Vocacional, en la última semana del mes de mayo. Esta iniciativa del episcopado mexicano fue una respuesta a la puesta en marcha de la Jornada Mundial de Oración por las vocaciones, por Pablo VI. Las asambleas se han realizado sin interrupción por más de cuarenta años. Posteriormente se vio la necesidad de ofrecer un tema anual de reflexión y un espacio de encuentro para los agentes vocacionales, y se instituyó la Jornada Nacional de Pastoral Vocacional, que se celebra en la última semana de noviembre. 

Se constituyó la Comisión Episcopal de Seminarios y Vocaciones, que a su vez coordina dos organismos: la Organización de Seminarios de México (OSMEX) y la Organización Mexicana de agentes de pastoral vocacional (OMAPAV). Esta Organización es coordinada por un Consejo, que se forma con la participación de sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas y laicos. 

Esta estructura, que existe a nivel nacional, suele existir en las diocesis: el seminario, por un lado, y el centro diocesano para la pastoral vocacional por el otro. Es algo que ya existe en la mayoría de las diócesis. 

Con la nueva organización del episcopado mexicano (2006) se cuestiona este modo de funcionar. Se ha adoptado para la pastoral vocacional la forma del DEVYM, que funciona a nivel latinoamericano, es decir, una comisión de vocaciones y ministerios, en la cual se engloban todas las vocaciones y la pastoral vocacional. Esto es interesante porque lógicamente se tenderá a una integración mayor de las diversas vocaciones y ministerios, de modo que dejen de quedar fuera de la organización vocacional realidades como el diaconado permanente, los ministerios laica les, la virginidad consagrada, etc. 

Queremos poner especial atención al centro diocesano para la pastoral vocacional, porque es la estructura de participación de los agentes vocacionales. Este Centro se constituye como el lugar natural de encuentro de los agentes vocacionales. Y lógicamente debe ser coordinado por el coordinador diocesano de la pastoral vocacional y necesita la colaboración de los sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos. 

El II Congreso Mundial de Pastoral Vocacional (1981), clarifica muy bien las competencias propias del Centro Nacional y de los Centros diocesanos. Conviene mirar esta definición para clarificar la participación de todos en ellos: 

Para favorecer una pastoral vocacional unitaria, que desarrolle un constante y eficaz servicio de animación, se requiere la presencia. en toda Iglesia particular. del Centro Diocesano de las Vocaciones'. No se propone la multiplicación de estructuras burocráticas. sino que se desea la inserción de la pastoral de las vocaciones. a través del oportuno Centro. en la pastoral general y en las instituciones locales, como contribución a la común unión. Todo retraso en la erección de este organismo o de su eficaz puesta en marcha se traduce en un daño para la Iglesia. 

El Centro Diocesano de Vocaciones bajo la guía del Obispo:  
  • tiene por objeto ayudar y coordinar la animación vocacional que hay que llevar a cabo en toda la diócesis y en cada parroquia, según las directrices del Concilio, sin ocupar el puesto' que corresponde a la comunidad parroquial, que es el centro primario de animación de todas las vocaciones; 
  • constituye el lugar natural de encuentro de personas, instituciones, asociaciones que pueden contribuir a la pastoral de las vocaciones, uniendo sus fuerzas y respetando los carismas y fines propios de cada uno; 
  • desarrolla su trabajo en servicio de todas las vocaciones consagradas, sin invadir el campo de aquellas iniciativas que cada una de las Instituciones pueden legítimamente promover a favor de las vocaciones propias'; 
  • mantiene los necesarios contactos con las distintas iniciativas de acompañamiento y con los Institutos de formación presbiteral, diaconal, religiosa y misionera existentes en la Iglesia local. 


Al Director del Centro Diocesano de Vocaciones. nombrado por el Obispo de acuerdo con los otros Representantes de la vida consagrada, se unen presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas, misioneros, miembros de Institutos Seculares y laicos. los cuales son elegidos para cooperar en la actividad del Centro, en armonía con el programa o Plan de Acción diocesano a favor de las vocaciones. Estas personas son conscientes de la importancia de su ministerio y se prestan a ejercerlo de la mejor manera con competencia y experiencia.





jueves, 16 de febrero de 2012

PRINCIPIOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL (Parte 6)


B. Objetivos particulares 


       5. Presentar con claridad las actitudes vocacionales de Jesús, sin dejar de lado una catequesis vocacional cristológica, sabiendo que es Jesús la mediación vocacional fundamental. En este sentido se puede afirmar que todo el evangelio es vocacional. Ayudar a los candidatos a caer en la cuenta de las actitudes vocacionales de Jesús, como su intensa relación con el Padre, su búsqueda del camino de la oración, su amor por una tierra concreta. su entrega al servicio de los demás, especialmente de los pobres y los enfermos. Recurrir a María como modelo vocacional. Ella es verdadera discípula de Jesús. Iniciar en algún tipo de devoción mariana para acostumbrar a los creyentes a recurrir a su ayuda en los planteamientos de su propio futuro. 


  7. Abrir espacios de oración vocacional, donde los jóvenes encuentren la posibilidad de compartir en la fe la visión de su propio futuro, sus planteamientos vocacionales. Es proporcionar lo que no encuentran en su propio ambiente familiar y social: una oportunidad de silencio, de reflexión y de oración, de contacto con los textos bíblicos vocacionales; un ámbito comunitario de amistad en la fe, donde se comparte el anhelo de escuchar la llamada y de responder con alegría. Un lugar y un tiempo para expresar lo que llevan en el corazón y estimularse mutuamente en el camino de la fe. 

  8. A dar a los creyentes a descubrir la realidad concreta de la iglesia en los servicios que presta a los hombres y a participar en ella. Que pasen de la sola percepción del templo y del culto al descubrimiento de los salones de catequesis, de las visitas a los enfermos, de las obras de caridad. El hecho de actuar y colaborar en el Iglesia es ya un planteamiento vocacional de primer orden. 

  9. Clarificar el sentido de auténtica realización humana que implica la aceptación de  valores evangélicos de servicio, entrega, y amor a los hombres. Frente a la imagen tan común de las personas consagradas como disminuidas, acomplejadas, empobrecidas en su dignidad. Al contrario, hacer ver las grandes exigencias de libertad y de madurez que exige el camino vocacional. Esta visión prepara la opción por valores más específicos con un sentido plenamente humano. 

10. hacer descubrir a 105 jóvenes sus capacidades personales, y de modo muy especial a aquellas que facilitan la construcción de la iglesia, como son la colaboración, el servicio, la gratuidad. Descubrirles la necesidad que tiene la Iglesia de personas que pongan todos sus talentos a funcionar en orden el Reino de Dios. La vocación es un don de Dios que conlleva el desarrollo y la integración de todos los dones que él mismo nos ha dado. 

11. Poner en contacto con las necesidades más urgentes del entorno humano y. eclesial, necesidades del cuerpo y del espíritu que piden una pronta solución. Las necesidades de los demás están a la base de los diversos planteamientos vocacionales a lo largo de la historia. Es proponer experiencialmente las mediaciones históricas de la vocación. Se trata de ayudar a los jóvenes a salir de sí mismos y de la vida cómoda que en muchas ocasiones se les ha fabricado para abrir las fronteras de su percepción y de su corazón. 

12. Facilitar a todos la lectura creyente de los acontecimientos sociales, religiosos y políticos, de modo que descubran horizontes y posibilidades vocacionales para sí mismos. Llevar esta lectura a la dimensión grupal por medio de la oración vocacional. Es explicitar en el plano orante y grupal la noticia de las mediaciones históricas. 

13. Ofrecer el testimonio vocacional de los santos, como modelos concretos que la Iglesia propone a nuestra fe en un camino vocacional específico. En nuestro momento actual contamos con medios estupendos para presentar a los santos: textos, imágenes, biografías, anécdotas, películas... El contacto frecuente con el testimonio de los santos clarifica las posibilidades vocacionales concretándolas bien en personas particulares. 

14. Presentar a los candidatos un abanico vocacional suficiente que corresponda a cada etapa de su proceso. Presentar también este abanico a todos los creyentes y a las familias de los candidatos, para que valoren todas las vocaciones y oren por ellas. En la medida que se presenten todas las vocaciones equilibradamente, se abrirá la posibilidad de una mayor libertad para la opción. 

15. Facilitar a los candidatos el contacto con comunidades vivas que representen concreciones vocacionales en la vida de la Iglesia. Un medio que no debe faltar es el recurso a las comunidades de vida contemplativa, que complementan los variados testimonios de compromiso y acción apostólicos. 

16. Llevar a su plenitud vocacional el proceso grupal de crecimiento en la pastoral juvenil y educativa. Es una referencia obligada, Ia más natural y, por ende, la más eficaz. Ofrecer a la organización de la Pastoral Juvenil la catequesis vocacional necesaria. 

17. Llamar directa y claramente, deber fundamental de todo promotor vocacional. La llamada atrayente, sí, por el testimonio, pero también por la palabra que provoca una reacción, que invita personalmente a los jóvenes a responder al urgente llamado de Dios. 



(Continuara...)

miércoles, 15 de febrero de 2012

PRINCIPIOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL (Parte 5)


LOS OBJETIVOS DE LA ACCIÓN PASTORAL VOCACIONAL 

  La definición de los objetivos de la Pastoral Vocacional es importante porque describen la meta hacia la que queremos llegar como agentes de pastoral vocacional y como equipos. Conviene distinguir los objetivos generales, que se refieren a la base que hay que establecer para que surjan vocaciones. y por ello remiten a los objetivos de toda evangelización y especial-mente de la pastoral juvenil. de los objetivos particulares más propios y específicos de la acción pastoral vocacional. 

  Los primeros tienen que ver con lo que el documento de puebla llama pastoral vocacional encarnada y los segundos con lo que llama pastoral vocacional diferenciada. Ambos elementos deben ser cuidados de modo paralelo y complementario.

A. Objetivos generales 

  1. Presentar la misión evangelizadora de la Iglesia y la urgencia de su realización. Muchos bautizados tienen la imagen de una Iglesia meramente tradicional, envejecida, centrada en su narcisismo. Cuanto más se haga ver que la comunidad cristiana es llamada y enviada, tanto más se estará promoviendo el surgimiento de las vocaciones. Quizá no basta con mostrar esta misión, sino que conviene hacer participar en ella, de modo que los jóvenes puedan percibir la actualidad de la evangelización. El apostolado es un ámbito precioso para el anuncio de la vocación y para su discernimiento. 

  2. Ayudar a todos los creyentes a tomar conciencia de la dimensión vocacional de su existencia. Cómo toda la vida y toda la vida está abierta al llamado de Dios" y a su concreta realización en las circunstancias históricas y sociales. La pastoral vocacional deberá incluir a todos como destinatarios de su acción catequética vocacional, en especial a aquellos cuya vida está en riesgo de perder el sentido o necesitan recuperarlo: los solteros, los viudos, los profesionistas, los matrimonios. 

  3. Descubrir a la comunidad creyente el valor de Ia complementariedad vocacional, ofreciendo un testimonio de colaboración y de mutuo aprecio en el "nosotros" eclesial. Mostrarse las personas consagradas como equipo haciendo patente la valoración de todas las vocaciones y la comunión que el Espíritu Santo crea en la Iglesia. Lo contrario sería presentar un camino vocacional como una secta o una facción, sin relación armónica con el conjunto. 

  4. Facilitar a los creyentes la toma de conciencia de su responsabilidad en la Pastoral Vocacional. Es sorprendente el interés y esfuerzo que las personas ponen en esta tarea cuando se les descubre que es algo que les pertenece por su propia vocación. Responsabilidad no sólo en el ámbito de la oración por las vocaciones, sino también en el trabajo efectivo por su promoción, su cuidado y su sostenimiento. 



(Continuara...)



martes, 14 de febrero de 2012

PRINCIPIOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL (Parte 4)


         6. El testimonio de los valores evangélicos y vocacionales. Solamente quien hace un intento serio por vivir los valores se hace capaz de llamar hacia ellos. Nuevamente no se trata de un bien poseído, sino anhelado, continuamente buscado.

             Los jóvenes exigen cada vez más signos de credibilidad en sus orientadores, que sean visibles y comprobables. La falta de credibilidad es uno de los principales es motivos de distancia con la vida consagrada en general.

           El testimonio es también comunitario: una comunidad abierta, acogedora y alegre, donde la convivencia se da en torno a valores positivamente vividos y compartidos. El testimonio frente a la ficción. Se de un valor auténticamente no de disimular los males. El testimonio frente al culto de la apariencia, donde se presenta la mejor cara de la institución ocultando intencionadamente sus limitaciones. El testimonio frente a la mera propaganda, en la que se promueve la vocación como si se tratara de colocar un producto.

             7. La vocación en situación en cambio. Es necesario vivir y presentar la vocación como un diálogo vital en el hoy de nuestra existencia vocacional. No como recuerdo de historias pasadas o como reliquia que hay que conservar.
               
             A los jóvenes les interesa cómo estamos respondiendo hoy a las necesidades cambiantes de nuestro mundo. Los viejos recuerdos y las anécdotas, aunque parezcan interesantes, son percibidas como antigüedades si no vienen avaladas y recomendadas desde un compromiso real en el presente. Un recuerdo remoto edifica, pero una actitud de fe en el presente conmueve.

             8. La presencia liberadora de Dios y de la Iglesia, donde el punto y de atención está en las necesidades concretas de los jóvenes y más allá de ellos, en las necesidades sociales. No se invita al muchacho a arrastrar un barco encallado, sino a responder de una manera viva y comprometida a las necesidades sociales y eclesiales.
             
          Una pastoral vocacional que hace a las personas más libres, más dueñas de si mismas, atenta a la solidez de la formación de los jóvenes, superando nuestros intereses de número o de sobrevivencia. Que, por ejemplo, promueve la formación académica de los jóvenes y los deja libres para emprender otros caminos. Que consigue que se superen las deficiencias de la personalidad y sean más libres para caminar hacia donde ellos lo decidan.
                
            Hacer pastoral vocacional es promover a las personas para  que sean mas ellas mismas, más felices, más libres en todo sentidos y también más capaces de una entrega radical.
              
            9. El seguimiento de los procesos completos. Se ofrece un acompañamiento sistemático y cuidadoso, que parte de la toma de conciencia de la vocación y facilita su clarificación, hasta llegar a una decisión vocacional. Una organización pastoral que propone plazos y consigue objetivos que respeta el ritmo de maduración del candidato y lo facilita. Un estilo pedagógico que a busca, desde la misma promoción vocacional, la formación integral.
                
             Un estilo de promoción que cuenta con las objeciones y dificultades de las familias de los candidatos y les ofrece a su vez un camino formativo para comprender la vocación de sus hijos. No son aceptables los planteamientos puntuales que tienen como única finalidad el ingreso en la casa de formación. que no cuentan con la familia del candidato.
            
            10. La invitación valiente y clara que presenta la vocación por su nombre y cada una de las vocaciones específicas. Tener el coraje de llamar y provocar, de anunciar y catequizar la vocación, frente a las insinuaciones más o menos disimuladas; frente a una pastoral juvenil que no se concreta en procesos vocacionales. 


(Continuara...)

lunes, 13 de febrero de 2012

PRINCIPIOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL (Parte 3)


                 3. El amor sincero a los candidatos. Esta es la motivación adecuada para la pastoral vocacional. Los documentos interpretan la pastoral a favor de las vocaciones como una acción misericordiosa, es decir, que brota del amor compasivo, propio de Dios. Sólo quien ama auténticamente puede llamar como Jesús llama.

                Acompañar a un joven en su proceso vocacional es un verdadero acto de misericordia. Implica ayudarle en su decisión más importante, en sus determinaciones para el futuro, es decir, en lo más propio de su edad juvenil. La sentencia de san Juan Bosco: por el sólo hecho de ser jóvenes los amo, debería poder decirla en primera persona un promotor vocacional. En este sentido la pastoral vocacional es un carisma. Me acerco a los jóvenes movido por un don de Dios que se llama amor.

                El amor se traduce en actitudes bien concretas. La acogida, la escucha, el respeto, la discreción, el aliento. También en actitudes interiores: el recuerdo, la oración por los jóvenes, la preocupación por su vida.

                Desde allí se privilegia y se atiende la situación vocacional de los candidatos, sus personas, su futuro, su felicidad. Este es el interés prioritario. Lo más importante es que llegue a ser él mismo y sea feliz. Donde Dios quiera y como quiera. Otros intereses pasan a segundo plano. Intereses que pueden ser legítimos y sin embargo no responden a la necesidad del joven, como el interés por la expansión de mi institución, o por el sostenimiento de las obras que realiza, o el afán de éxito en mi gestión de promotor vocacional.

                4. La comunión y participación que pide una pastoral vocacional realizada desde el conjunto eclesial desde la armonía de los carismas. Es necesario que se realice esta acción pastoral desde una unión real y afectiva con la Iglesia Particular, en la que nacen y se desarrollan las vocaciones.

                La comunión nos lleva a amar y desear todos los bienes espirituales, vocaciones y carismas que existen en la Iglesia, y a trabajar en su favor, para bien de la Iglesia. Nada más lejano a este espíritu que la rivalidad o el desinterés por los demás.

                La participación se concreta en los organismos eclesiales para la pastoral vocacional: el centro diocesano de vocaciones y el centro nacional. Se excluye la acción con estilo de francotiradores, que mira sólo al bien y a la propia institución. El proceso vocacional debe llegar a ser una escuela de comunión para promotores y candidatos.

                5. La relación fraterna. El promotor se muestra ante los candidatos no como vocación conseguida, con aires de su superioridad, sino como vocación en camino. Antes de ser maestro o guía, es hermano en la misma fe y en la común vocación. Por eso sabe permanecer humildemente entre ellos.

                Se postula un estilo pastoral en el que el contacto personal y el compartir en la fe constituyen el clima básico de la pastoral vocacional. Las vocaciones nacen y crecen en una comunidad de hermanos. Y por ello nos llevan a ser hermanos.
                La confianza que puede existir entre candidato y promotor tiene como base esta relación fraterna y este comprendernos todos en camino. Se invita al candidato a compartir su vida y por ello ya desde ahora compartimos la vida con él. 

(Continuara...)

domingo, 12 de febrero de 2012

PRINCIPIOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL (Parte 2)



               Cada equipo de pastoral vocacional deberá formular sus principios, los cuales conviene que sean discutidos de modo que todos razonen su sentido y sepan justificarlos, hasta llegar a formar un acuerdo. Sin embargo, puede, ser útil enunciar algunos de ellos, que serán válidos en cualquier lugar para cualquier acción vocacional.      '
                1. El respeto a la acción de Dios que llama. Este es el primer y fundamental principio. Es Dios quien llama libremente a quien quiere. Promover las vocaciones significa ir en pos del don de Dios, respetando profundamente sus designios. Este respeto grande a la vocación conviene infundirlo en los padres de familia, en los maestros y formadores, en los mismos candidatos. Se excluyen tácticas poco respetuosas de las personas corno son:
  •     La manipulación. Consiste en coaccionar de cualquier modo a los candidatos para que ingresen o permanezcan en una casa de formación. Hay maneras sutiles de coaccionar desde los valores religiosos, que constituyen verdaderos atropellos a los derechos de los jóvenes. Desgraciada-mente esto continúa siendo frecuente en la Iglesia. Es algo inmoral, que debe ser denunciado.
  •    La privatización: Es impedir que los candidatos tengan un conocimiento suficiente y amplio de las distintas opciones vocacionales que están a su alcance, con el fin de que ingresen a la propia institución o permanezcan en ella. No se trata de que pruebe de todo, pero sí de que se le planteen con una actitud respetuosa, las distintas opciones en el momento en que conviene hacerla. Es una especie de engaño, en el sentido de que no ofrece los datos suficientes.
  •    La competitividad. Consiste en presentar a la propia institución como la mejor, la más potente o la única válida. Con frecuencia se subrayan este tipo de visiones que pretenden colocar a la propia institución en un plano de superioridad. Este modo de acción vocacional atenta contra la verdadera teología de los carismas, según la cual los diversos dones son igualmente importantes y complementarios entre sí. Es muy penoso cuando lo que se subraya son distinciones meramente humanas, cuando no sociológicas e incluso económicas.

                La vocación ha de percibirse siempre como un don. Respetar la acción de Dios es al mismo tiempo respetar la libertad del candidato, que orienta sus pasos en una dirección siguiendo la voz interior de su conciencia y guiado por el Espíritu Santo. El promotor vocacional deberá encontrar una alegría en mantener este respeto grande al don de Dios, incluso asumiendo el riesgo de tener menos vocaciones por este motivo.

                2. La centralidad del encuentro con Dios. Si es Dios quien lIama, hay que poner al candidato en contacto con Dios. No existe un verdadero camino vocacional sin la práctica asidua de oración personal y comunitaria. La pastoral vocacional debe asumir enseñanza continua de la oración porque se está proponiendo a los jóvenes un camino espiritual. La catequesis vocacional tiene como cumbre la expresión orante oblativa A este tipo de oración, en la que el hombre ofrece todo lo que tiene y lo que es a Dios, en una actitud de disponibilidad absoluta, conviene conducir a los candidatos. Hacer pastoral vocacional es enseñar a las personas a ponerse en manos de Dios, para lo que él quiera. Es el fruto final de cualquier camino espiritual. Debe ser la cumbre de toda catequesis vocacional.

                Consecuentemente, la educación para la oración ocupa un puesto prioritario en las actividades vocacionales. Toda actividad vocacional debe incluir métodos de oración que marcan una cumbre y le dan sentido. Esta actitud oblativa es, además, un signo de madurez personal..


(Continuara....)

sábado, 11 de febrero de 2012

PRINCIPIOS DE LA PASTORAL VOCACIONAL (Parte 1)



                En este momento queremos mirar de un modo concreto los principios pastorales que rigen la acción a favor de las vocaciones. Cada comunidad cristiana que emprenda esta acción pastoral, necesitará establecer unos principios que proceden a la vez de tres fuentes: los datos revelados sobre la vocación y las vocaciones; las exigencias de una sana psicopedagogía de la vocación y la situación concreta de las vocaciones en cada Iglesia particular o en un ámbito pastoral. Aquí enunciaremos un conjunto de principios más universales que necesitan ser adaptados y reformulados desde un análisis de la realidad.

                Se llama "principios de acción" aquellas convicciones y acuerdos de un grupo que señalan hacia un modo más eficaz de actuar en relación con la realidad. En nuestro caso les podemos llamar principios pastorales, porque quieren marcar un estilo que, en circunstancias de la Iglesia actual parece más recomendable, más práctico, más adaptado a las necesidades de los jóvenes y a las exigencias de la sociedad.

                Pero a la vez, este conjunto de principios. se derivan de la doctrina vocacional que ya hemos estudiado, de modo que ayudan a proceder de tal manera que se facilite la experiencia del llamado de Dios y se respete el misterio de la vocación en cada una de las personas. Son los acuerdos de un grupo que unifican su actividad. No sólo en el sentido de que los llevan a realizar una única actividad; además les ayudan a compartir un estilo común. un modo de hacer, que en el caso de las actividades pastorales tiene una gran trascendencia. Importa tanto lo que hacemos como el modo de hacerla.

(Continuara...)