Cada equipo de pastoral vocacional deberá formular sus
principios, los cuales conviene que sean discutidos de modo que todos razonen
su sentido y sepan justificarlos, hasta llegar a formar un acuerdo. Sin
embargo, puede, ser útil enunciar algunos de ellos, que serán válidos en
cualquier lugar para cualquier acción vocacional. '
1.
El respeto a la acción de Dios que llama. Este es el primer y fundamental
principio. Es Dios quien llama libremente a quien quiere. Promover las
vocaciones significa ir en pos del don de Dios, respetando profundamente sus
designios. Este respeto grande a la vocación conviene infundirlo en los padres
de familia, en los maestros y formadores, en los mismos candidatos. Se excluyen
tácticas poco respetuosas de las personas corno son:
- La manipulación. Consiste en coaccionar de cualquier modo a los candidatos para que ingresen o permanezcan en una casa de formación. Hay maneras sutiles de coaccionar desde los valores religiosos, que constituyen verdaderos atropellos a los derechos de los jóvenes. Desgraciada-mente esto continúa siendo frecuente en la Iglesia. Es algo inmoral, que debe ser denunciado.
- La privatización: Es impedir que los candidatos tengan un conocimiento suficiente y amplio de las distintas opciones vocacionales que están a su alcance, con el fin de que ingresen a la propia institución o permanezcan en ella. No se trata de que pruebe de todo, pero sí de que se le planteen con una actitud respetuosa, las distintas opciones en el momento en que conviene hacerla. Es una especie de engaño, en el sentido de que no ofrece los datos suficientes.
- La competitividad. Consiste en presentar a la propia institución como la mejor, la más potente o la única válida. Con frecuencia se subrayan este tipo de visiones que pretenden colocar a la propia institución en un plano de superioridad. Este modo de acción vocacional atenta contra la verdadera teología de los carismas, según la cual los diversos dones son igualmente importantes y complementarios entre sí. Es muy penoso cuando lo que se subraya son distinciones meramente humanas, cuando no sociológicas e incluso económicas.
La
vocación ha de percibirse siempre como un don. Respetar la acción de Dios es al
mismo tiempo respetar la libertad del candidato, que orienta sus pasos en una
dirección siguiendo la voz interior de su conciencia y guiado por el Espíritu Santo.
El promotor vocacional deberá encontrar una alegría en mantener este respeto
grande al don de Dios, incluso asumiendo el riesgo de tener menos vocaciones
por este motivo.
2.
La centralidad del encuentro con Dios. Si es Dios quien lIama, hay que poner al
candidato en contacto con Dios. No existe un verdadero camino vocacional sin la
práctica asidua de oración personal y comunitaria. La pastoral vocacional debe
asumir enseñanza continua de la oración porque se está proponiendo a los
jóvenes un camino espiritual. La catequesis vocacional tiene como cumbre la
expresión orante oblativa A este tipo de oración, en la que el hombre ofrece
todo lo que tiene y lo que es a Dios, en una actitud de disponibilidad
absoluta, conviene conducir a los candidatos. Hacer pastoral vocacional es
enseñar a las personas a ponerse en manos de Dios, para lo que él quiera. Es el
fruto final de cualquier camino espiritual. Debe ser la cumbre de toda
catequesis vocacional.
Consecuentemente,
la educación para la oración ocupa un puesto prioritario en las actividades
vocacionales. Toda actividad vocacional debe incluir métodos de oración que
marcan una cumbre y le dan sentido. Esta actitud oblativa es, además, un signo
de madurez personal..
(Continuara....)
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